Nos hemos cansado de escuchar a recientes fechas todo lo trágico que nos ha dejado la pandemia (la cual nos tomó por sorpresa)… para muchos fue la oportunidad de renovarse; para otros, desafortunadamente, representó el fin de una etapa en proyectos profesionales y personales.
De malas noticias y cuestiones negativas ya hemos leído un sinfín de artículos y escuchado mil palabras. Por ello, en esta publicación quiero mostrarte un panorama que nos ha venido a regalar esta pausa.
Sin duda alguna, y al margen de lo complicados y dolorosos que han sido estos tiempos, se han presentado algunos puntos positivos y uno de ellos es la oportunidad de los “destinos emergentes” para poder mostrar la infraestructura con la que cuentan. Voltear a ver a estos sitios los cuales ofrecen una gran alternativa para la industria de romance y que en el pasado cercano eran poco visibles considerando que hay destinos que se volvieron emblemas para realizar bodas con grandes producciones, sitios con recintos espectaculares, grandes hoteles de cadena o destinos que por sí solos regalaban paisajes espectaculares y una experiencia de visita muy grata.
¿Por qué digo que la oportunidad ahora es de los “destinos emergentes”? Los recientes cambios y la pausa tan prolongada han traído, entre tantas cosas, una recesión económica. Sin embargo, las parejas no han pausado el amor. Las parejas se querrán casar y se seguirán casando y la enorme necesidad de los seres humanos por reunirse y compartir con sus seres queridos momentos maravillosos nos obligará a celebrar de una u otro forma el amor.
Por lo anterior es notoria la oportunidad de estos destinos poco conocidos para proyectar todo lo que tienen por ofrecer. Pongo como ejemplo un pequeño pueblito en el estado de Guanajuato llamado Dolores Hidalgo. Por muchos años fue un lugar para el turismo de paso sin poder lograr la pernocta y mucho menos atraer al turismo de romance. Un sitio donde el turista no conocía (repito: no conocía) toda la infraestructura que este bello pueblo tiene para realizar bodas y ofrecer experiencias mágicas.

En Dolores Hidalgo (lugar al cual a través de una ola de webinars y charlas digitales hemos podido difundir y dar a conocer y el resultado ha sido palpable) no solo se podrá comer un helado tradicional en la plaza principal, sino que también se tiene la posibilidad de visitar un circuito de viñedos, talleres artesanales, recintos históricos y hoteles boutique donde se pueden desarrollar eventos pequeños (que son los que podremos tener en el futuro cercano) pero también eventos de gran formato (los cuales seguramente en algún momento regresarán).
Está pausa obligada nos ha regalado también la oportunidad de valorar lo genuinamente importante. Uno de esos puntos es regresar a las bases y permitirnos realizar ceremonias pequeñas donde lo relevante será la celebración del amor con pocos invitados: la familia y amigos cercanos. Esto nos da otro elemento para apostarle a destinos nuevos o poco conocidos.
Así, las bondades de los “destinos emergentes” son muchas: son lugares poco conocidos por lo cual tu evento marcará precedente y lo volverá totalmente memorable; reducirás los costos en forma considerable respecto a si lo hicieras en un destino emblemático; brindarás la generación de experiencias totalmente distintas a las que ha vivido la mayoría de las personas al asistir a una boda de destino…
Aparte de lo anterior, hay que reconocer que en el corto y mediano plazo la dinámica del turismo será apostarle al turismo local. Seguramente las bodas de extranjeros regresarán (aún no sabemos cuándo), pero la oportunidad ahora es mostrarle al turismo nacional y regional de qué estamos hechos y que tenemos una oferta turística que le permita desarrollar sus eventos y bodas en pueblos mágicos o destinos emergentes bajo dos premisas: 1) aprovechar las riquezas naturales, históricas y gastronómicas que tenemos cerca, 2) impulsar económicamente a los destinos pequeños, los cuales su fuente de ingresos proviene en su mayoría de servicios turísticos.
Quizá suene bastante utópico el romper o dejar de lado sitios tan famosos y conocidos y empezar a ver estos otros destinos que aunque fascinantes no tienen tanto renombre. Pero seamos claros en algo: nuestra industria ha sido de las más golpeadas por esta pandemia y hoy por hoy, la gran forma de lograr una pronta recuperación es haciendo una evaluación exhaustiva de lo que nos ofrece cada destino, ofrecer “destinos emergentes” y generar grandes y maravillosas nuevas experiencias.
Si bien es cierto que no estoy descubriendo el hilo negro de lo que viene para la industria de romance, sí que te invito a hacer una inspección de lo que tienes a tu alrededor, proyectar tu marca y volverte pionero de esos “destinos emergentes” como un gran cofre del tesoro que nadie ha volteado a ver.
Cómo dicen por ahí: “el que pega primero…”.